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Cursos
La Formación en Arteterapia es un viaje de autodescubrimiento y transformación, donde el arte se convierte en un puente entre las emociones y las palabras. Inicia con la etapa de Facilitador en Arteterapia, explorando cómo las expresiones artísticas pueden ser herramientas de bienestar y autoconocimiento. Aquí, teoría y práctica se entrelazan, permitiendo que los participantes comprendan el impacto del arte en los procesos emocionales.
La segunda fase, Operador en Arteterapia, profundiza en la aplicación del arte en distintos contextos, promoviendo la reflexión ética y el diálogo con otras disciplinas. Más que un programa académico, esta formación transforma a los participantes, preparándolos para guiar a otros en su viaje creativo y sanador.
El Psicodrama es una técnica grupal que permite representar recuerdos, ideas y emociones en el espacio del “como si”, explorando su intensidad en el presente. A través del movimiento corporal y la expresión verbal, facilita el análisis de la dimensión bio/micro/social y las estructuras que regulan la vida cotidiana.
Nuestra formación es teórico-vivencial, basada en los principios de Jacobo Levy Moreno e integrada con aportes de Filosofía, Psicoanálisis y Arte. La actualización de paradigmas y lenguajes expresivos enriquece el aprendizaje, potenciando la creatividad y el autoconocimiento de los participantes para la transformación simbólica de sus experiencias.
La Formación Integral en Adicciones busca capacitar profesionales para abordar el consumo problemático de sustancias. Reconoce el impacto en el entorno familiar y social, formando agentes para intervenir en prevención y rehabilitación. Se enfoca en factores biológicos, psicológicos y culturales, combinando teoría con desarrollo de habilidades prácticas y un enfoque ético centrado en la dignidad de quienes lo atraviesan.
El programa enfatiza la prevención, promoviendo entornos saludables y estrategias educativas para reducir riesgos. Además, capacita a operadores socioterapéuticos en el acompañamiento de procesos de recuperación, fortaleciendo el trabajo interdisciplinario. A través de consejería individualizada y metodologías dinámicas, fomenta una mirada crítica, desmantelando estigmas y promoviendo la integración social.
La Formación Integral en Emociones está diseñada para brindar herramientas teóricas y prácticas que permitan a los participantes desarrollar habilidades emocionales, sociales y comunitarias.
Este programa busca fomentar el autoconocimiento, la gestión emocional y la capacidad de liderar cambios positivos en diversos contextos. A través de un enfoque interdisciplinario, se integran conceptos de inteligencia emocional, neurociencia, psicología positiva, arteterapia, psicodrama y técnicas recreativas. El objetivo principal de esta formación integral en emociones es generar profesionales capacitados para liderar procesos de transformación emocional, personal y comunitaria, promoviendo el bienestar integral.
Los talleres son espacios didácticos que fomentan la creatividad, la imaginación y el desarrollo personal, permitiendo a los participantes salir de la rutina y fortalecer su autoestima, valores y responsabilidad. A través de actividades manuales y grupales, se impulsa el crecimiento individual y la construcción de identidad, promoviendo el aprendizaje activo y significativo.
Además, los talleres forman personas creativas, innovadoras y emprendedoras, capaces de liderar proyectos de vida desde un enfoque socioeducativo. Se desarrollan competencias esenciales para el futuro, como la escucha, la sensibilidad social y la capacidad de ofrecer soluciones, contribuyendo a una mejor adaptación a la sociedad y la economía.
El juego es una actividad esencial que fomenta la creatividad, la cooperación y el aprendizaje a lo largo de la vida. Más allá del entretenimiento, tiene un rol transformador al conectar personas, fortalecer lazos sociales y promover el bienestar emocional.
En ámbitos educativos, terapéuticos y comunitarios, se convierte en una herramienta clave para abordar desafíos y potenciar habilidades. La formación lúdica y recreativa capacita facilitadores para diseñar experiencias significativas donde el juego sea un motor de desarrollo. Al impulsar dinámicas participativas e inclusivas, esta formación contribuye a construir comunidades más fuertes, resilientes y conectadas, generando un impacto positivo en la sociedad.